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Foto del escritorJúlia

Mi historia

Mi primer trabajo fue de mozo de almacén en una empresa textil, aquí en Sabadell. Mucha gente como yo empezó por aquí, desde abajo del todo: montando paquetes, cargando camiones, lo que te tocaba cuando empezabas. A partir de aquí vi que los que vivían mejor de la empresa eran los comerciales, porque viajaban por todas partes, iban muy bien vestidos y cobraban muy bien. Y como siempre he sido una persona muy social y me gustan mucho las relaciones humanas, decidí que yo también quería hacerme comercial.

Así pues, alrededor del año 2001, yo trabajaba en un trabajo en que cercaba por todo el mundo y estaba muy bien pagado. Pero tenía que ser padre de gemelos y no quería perderme el ver crecer mis hijos. Por lo tanto, me despedí, y me puse como autónomo.

El tema de Jap Didactics fue una casualidad. Mi idea, en un principio, era distribuir textil que es al que me he dedicado toda la vida. Pero un día  fuimos a ver un posible cliente que empezaba a hacer cosas por escuelas (colchones, protecciones...) y nos propusieron si le queríamos distribuir. A partir de aquí cercamos por las escuelas a repartir catálogos. Decidí abrir una rama el negocio que es el que hacemos ahora con Jap Didactics, y se acabó convirtiendo en la parte principal del negocio, y ha sido uno mi apoyo económico durante muchos de años. Cada vez fuimos a mejor: haciendo más proyectos, ampliando el catálogo…

Lo que más me gusta de mi trabajo son las relaciones humanas, porque toda la vida he sido un comercial. También me lo paso muy bien cuando voy a alguna escuela y veo cómo es su día a día, interactúo con maestros y alumnos… Siempre hay algún niño que me viene despertado la curiosidad a preguntarme qué estoy haciendo. Me lo paso muy bien, supongo que yo también soy pequeño, todavía. Disfruto mucho conociendo personas nuevas.

Pero lo que más me gusta también es el hecho de pensar que las protecciones que basura hacen que los niños no se hagan daño. Me hace sentir bien pensar que esto ayuda.

Una de las cosas que hace tiempos que estamos haciendo y que me gusta más es todo el proyecto de plantar árboles. No sé si sirve de algo, pero es la huella positiva que me gustaría dejar para compensar todo el mal que basura al planeta. La idea surgió porque yo siempre he tenido un sentimiento mucho ecologista. Un buen día, vi una promoción que hacía una marca de coches que decían que querían reforestar un bosque. Y pensé, ¿por qué no puedo hacerlo yo? Contacté con la gente de Bosquia y ahora ya hace 10 años que lo hacemos, y estamos plantando una media de 60 árboles el año.

El hecho de empezar una empresa desde cero ha sido una experiencia muy positiva y emocionante. A mí siempre me ha gustado la aventura, y de hecho así es como empezó todo esto: dejando un trabajo fijo con un buen sueldo. Me gusta mucho la incertidumbre de pensar que me estoy ganando el sueldo día a día, que todo esfuerzo cuenta. Cuando el trabajo sale bien, que no es siempre, estoy muy orgulloso.

Si pudiera darle un consejo a Xavi que empezó hace veinte años seria que mantuviera la calma, que a veces soy demasiado impulsivo, y que hay momentos de todo pero que no se acaba el mundo, que siempre se puede mejorar.

Ahora ya tengo 56 años, y llevo toda la vida trabajando. A pesar de que me noto más cansado, tengo más experiencia y me sigue gustando mucho el que hago. Cada etapa me ha supuesto una experiencia vital y un aprendizaje que me han ayudado mucho a crecer como profesional y como persona. Mi objetivo, ahora que soy mayor, es trabajar hasta poderme jubilar un día y tener una vida tranquila — no sé si la tendré, porque siempre he sido una persona muy nerviosa—. Pero, de mientras, quiero seguir disfrutando y haciendo el que me gusta. Esto es a lo que me he dedicado toda la vida, y loque me ha hecho ser quién soy ahora, y no lo cambiaría por nada del mundo. Tengo la suerte de haberme podido dedicar siempre a lo que me ha gustado y he disfrutado mucho haciéndolo.

Ahora, mientras continúo mi viaje profesional, me recuerdo constantemente la importancia de mantener la calma, aprender de cada experiencia y seguir disfrutando del camino que he elegido. Si una cosa me ha enseñado mi experiencia vital es que con dedicación, resiliencia y una visión clara, los sueños se hacen realidad. Y no puedo estar más agradecido en la vida, que me ha enseñado todo esto.

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